Actualizado el lunes, 27 septiembre, 2021
Dicen, Dicen
Texto e imágenes por Clara Lopez Verrilli
Un ensayo sobre escrituras del yo en las ciencias sociales

Dicen en el Curso Problemática actual en Ciencias Sociales:
– Ciencias Sociales: ciencias del tipo conjeturales. De estatuto sintomatológico (huellas de alguna cosa que hay que descifrar).
– Dilución de fronteras disciplinares. Incertidumbre.
– El abordaje de las ciencias sociales tiene que ser creativo. Tiene que poder articular distintos niveles de desempeño socio-cultural.
Dice Rancière: Un pensamiento in-disciplinario es, entonces, un pensamiento que vuelve a poner en escena la guerra, el “rugido de la batalla” del que habla Foucault. Para ello debe practicar una cierta ignorancia. Debe ignorar las fronteras de las disciplinas para devolver a los discursos a su estatuto y hacer de ellos armas en una querella..
[Este texto decide a dónde quiere ir y yo lo sigo. No teoriza sobre un objeto, no lo delimita a priori, lo construye en la escritura y en la lectura. Es un intento de estetizar a las Ciencias Sociales, uniendo saberes de distinto orden y origen.]
Dice Néstor García Canclini: Es incómodo aceptar que lo que creíamos saber ya no tiene capacidad explicativa. Si casi todo se ha vuelto versátil, flexible, hay que hacerse cargo de la incertidumbre. Y nos aferramos a nociones de sociedad, etnia, nación o clase que en otras temporadas sirvieron para hallar orden en los comportamientos. O para imponérselo.
[Cuando le preguntan Canclini si el ensayo podría ser el género más propicio para descompartimentar los saberes, el responde que, en realidad, lo que se necesita es una tormenta de géneros.]
Dice la RAE que la palabra ensayo viene del latín exagĭum, que es la acción y efecto de ensayar; que es un escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito; que es un género literario al que pertenece este tipo de escrito; que es una operación por la cual se averigua el metal o metales que contiene la mena, y la proporción en que cada uno está con el peso de ella; y que es el análisis de la moneda para descubrir su ley.
[En palabras de Adorno el ensayo es una forma de experimentar el acontecimiento del saber en la experiencia de la escritura. En palabras de Horacio González no hay que escribir sobre ningún problema, si ese escribir no se constituye también en problema. En palabras de Cervera Vicente es en la práctica (de escritura) donde se produce sentido: el ensayo es una performance que muestra a su autor en constante aprendizaje y que adquiere siempre un estado de bosquejo.]

Dice Jorge Panesi: El discurrir del ensayo exige éticamente el desvío y el rodeo: en el recto camino o en la “vía regia cognoscitiva” hay algo de segura predeterminación; el conocer del ensayo da cuenta de los detalles inasimilables, de los puntos de resistencia imprevisibles (en esto consiste el potencial de reserva semántico de los textos) para los cuales el rodeo (la reticencia del rodeo), o el obrar oblicuo del desvío, sin garantizar nada, abre la red que ha tejido pacientemente hacia lo azaroso de un futuro abierto que recogerá lo irreductible, y que tal vez reduzca a polvo la red que ha servido para pensar.
Dice Martín Kohan: El ensayo es el género de la seducción retórica por excelencia, ya que tiene un efecto estético que provoca la persuasión: pone en juego una cuestión del deseo, un deseo de creer en eso que se está diciendo. // La formación del ensayista no tiene que ver con consignas, fórmulas o reglas que se tienen que aprender. Más bien tiene que ver con desaprender para poder ensayar, buscar, no saber. Las demasiadas reglas hacen que nos encontremos con lo ya teníamos desde el principio.
[Si el ensayo se enfrenta a la idea de totalidad y gana sentido al abrirse a la incertidumbre de otros géneros, lenguajes, campos, soportes, discursos, materialidades ¿De cuántas formas se puede ensayar? O mejor, ¿de qué se vale en ensayo en ciencias sociales? ¿A qué se abre o a qué puede abrirse?]
Dicen en una revista de cine y comunicación: El cine ensayo es, en su definición primaria, la inscripción de un pensamiento audiovisual. El texto único y totalizador propio del espíritu cartesiano de sistema cede su puesto al fragmentarismo, más adecuado para un pensamiento confuso y problemático que se enfrenta a una complejidad en la que ya no cabe una perspectiva unívoca ni un ideal de certeza libre de duda.
[Creo que la película Life in a day podría pensarse en relación a eso. En el año 2010 Scott Free Productions, la productora del director de Blade Runner, hizo una convocatoria abierta a filmar un fragmento la vida cotidiana y subirla a Youtube. El video tenía que ser filmado el día 24 de julio de 2010 y podía durar entre quince minutos y dos horas. Los productores recibieron más de 80.000 clips (4.500 horas de video) desde 192 países. El material fue editado en una pieza de 90 minutos bajo la dirección de Kevin Macdonald y la codirección de los realizadores de los fragmentos enviados.
Si me preguntan de qué se trata La vida en un día, respondería: hay varias lunas, elefantes bañándose, un mercado, alguien aseándose, alguien que hace famoso a un ascensor, alguien andando en moto, pollos, alguien andando en bicicleta en la noche, más lunas, alguien remando, una ceremonia, amanecer, gente durmiendo, gente despertando, gente sonriendo, soles anaranjados, alguien duerme en la calle mientras pasan autos, despertadores suenan, gallo, bocina, cosquillas, una carpa celeste, bostezos, pies en el piso, una estación, la mañana de Tai-Chan y su padre en un lugar muy apretado, un chico de 15 años se afeita por primera vez, desayunos de todo tipo, cabras, gente repartiendo el diario, gente leyendo el diario, alguien en el hospital, flores, niños naciendo, niños jugando, niños trabajando, barquitos de papel, Okhwan Yoon habla de moscas, casas, cosas en los bolsillos, gente con armas, gente comiendo, gente que no tiene agua, queso, alguien pescando, alguien que camina con papel higiénico pegado en su zapato, la foto de un graduado en manos de su padre, gente que dice lo que ama, gente que dice que se ama, Darth Vader, la palabra “mamihlapinatapai”, una cita que sale mal, una pareja bailando en piyama, una pareja que se a casa en India, gente que se casa en Las Vegas, unas ventanas que parecen dibujadas, un discurso en un casamiento, un libro de Walt Whitman, sandias, siestas, escaleras, parkour y shoplifting, pies en la arena, patines, caballo y carro, mochilas, una nena come fruta, una pirámide humana, alguien hace burbujas, otras burbujas, soldados bailando, una chica se seca el pelo, una pareja en tiene una cita en Skype y cuando se desconectan ella llora, gente diciendo a qué le tiene miedo, una masa gigante, una pileta, un lugar nevado, un bosque, una tormenta, algo que parece un recital y después llegan ambulancias, peleas, manifestaciones y represión, monos con caretas, gente llorando, armas otra vez, una montaña rusa, alguien lastimado, porristas, chispas, un corte de pelo, fuegos artificiales, gente besándose, alguien dice que no pasó nada hoy, truenos, la misma persona de antes dice que de todas formas hoy pasó algo grandioso y la secuencia de títulos con un caracol.]
Con esto me acordé de Maurice Blanchot cuando dice: El habla del fragmento ignora la suficiencia, no basta, no se dice en miras a sí misma, no tiene por sentido su contenido. Pero tampoco entra a componerse con otros fragmentos para formar un pensamiento más completo, un conocimiento de conjunto. Lo fragmentario no precede al todo sino que se dice fuera del todo y después de él.
Y pensé en Georges Perec y en sus piezas de puzzle: [el puzzle] no es una suma de elementos que haya que aislar y analizar primero, sino un conjunto, es decir una forma, una estructura: el elemento no preexiste al conjunto, no es ni más inmediato ni más antiguo, no son los elementos los que determinan el conjunto, sino el conjunto el que determina los elementos: el conocimiento del todo y de sus leyes, del conjunto y su estructura, no se puede deducir del conocimiento separado de las partes que lo componen: esto significa que podemos estar mirando una pieza de un puzzle tres días seguidos y creer que lo sabemos todo sobre su configuración y su color, sin haber progresado lo más mínimo: sólo cuenta la posibilidad de relacionar esta pieza con otras.

Junto a Ridley Scott, Blanchot y Perec está Roberto Echen. Él considera/trabaja/investiga/produce/vive lo fragmental desde el discurso/campo/práctica del arte contemporáneo. Este concepto le permite hablar de obras como One and Three Chairs de Joseph Kosuth que pone –simultáneamente o, mejor, en el mismo acto y por el mismo gesto– al signo y al objeto a girar en círculo.
Dice Echen: Utilizo el término fragmental en oposición a fragmentario, ya que este último implica una totalidad cerrada, cuyos fragmentos la indicarían, incluso en el caso en que no sea reconstruible. El mismo saber su imposibilidad de reconstrucción la sitúa como totalidad, es decir, la ubica en un espacio que la recupera como totalidad en su irrecuperabilidad como entidad concreta. Lo fragmental, por lo contrario, se constituye como lo que no puede constituir una totalidad, o, en todo caso, constituyendo una totalidad permanentemente abierta, o también, lo que Régis Debray aborda como incompletud.
[Este breve recorrido por las formas ensayísticas (o fragmentales) en lo audiovisual, lo literario y artístico abona a la idea del ensayo como un género o un tipo de producción híbrida que implica una incesante emancipación de lo particular frente a la totalidad. Así como al principio se planteaba que las fronteras disciplinares se han diluido, las distancias entre el lenguaje del cine, del arte y de las letras se han vuelto permeables.]
El pensamiento contemporáneo, sigue REchen, pone en juego, asediándolos, diversos modos y lenguajes, sin colocarse en zonas tranquilizadoras como la interdisciplinariedad.
[En este sentido, y para que haya escritura y no escribancia, las ciencias sociales pueden valerse de elementos y saberes de los que se suponía escindida. Es en los cruces, en el encuentro de discursos y lenguajes donde las ciencias, que son eminentemente escritas, resuenan.]
Dice Barthes: El lenguaje es un inmenso halo de implicaciones, efectos, resonancias, vueltas y revueltas, contenciones (…) las palabras ya no son concebidas ilusoriamente como simples instrumentos, sino lanzadas como proyecciones, explosiones, vibraciones, maquinarias, sabores; la escritura convierte al saber en una fiesta.

[Todo este texto fue tipeado usando sólo los dedos índices. Nunca pude escribir de otra forma en la computadora.]
En una entrevista le preguntan a Roland Barthes por qué escribe todas sus obras a mano y Barthes dice: No es tan simple. Hay que distinguir, en lo que a mí respecta, dos estadios en el proceso de creación. Primero, está el momento en que el deseo se inviste en la pulsión gráfica, culminando en un objeto caligráfico. Luego está el momento crítico en que ese último va a ofrecerse a los otros de manera anónima y colectiva, transformándose a su vez en objeto tipográfico (…). En otros términos, primero escribo el texto entero con pluma. Luego lo retomo de punta a punta a máquina (con dos dedos porque no sé escribir a máquina).
Dice Nietzsche que toda herramienta de escritura lo es también de pensamiento. [O, al menos, eso dicen que dice en un libro que no escribió él. Yo creo que esas son sus palabras porque las veo impresas en tinta negra sobre las páginas blancas de un libro. Es un librito en realidad, de esos que están cerca de la caja en las librerías para que uno se tiente y los compre. Yo siempre me tiento con esos libritos. Tengo uno que en la contratapa dice: Si el sol dejase de existir, aún tendrías 8 minutos y 19 segundos para leer este libro. A mi suele tomarme más tiempo leer porque cuando lo hago necesito lápiz y papel para subrayar, marcar y apuntar. Mis libros están todos escritos, rayados, a veces ni entiendo qué quise poner, o me arrepiento de lo que anoté en los márgenes, pero de lo que nunca dudo es de la letra negra impresa sobre el papel blanco.]
Todo texto funciona sobre la base de un pacto de lectura que actúa en distintos niveles. Los textos de las ciencias sociales, por ejemplo, buscan fijar creencias estableciendo criterios de verdad. Hay un método, hay técnicas, pero sobre todo hay escritura. Dice Valdettaro: El problema de la verdad, entonces, remite a la problemática de la representación del lenguaje con su referencia, y necesariamente hay que detenerse en el carácter escrito de la ciencia, porque al ser “escrita”, lo que la ciencia produce son “enunciados” observacionales y/o teóricos.
La manera en que esos enunciados se ponen en página suelen ser comunes visualmente. Las publicaciones, los libros y los textos académicos están escritos en letras romanas, como la Times New Roman. Dice Mario Ortiz:[esta tipografía] no sólo facilita la lectura, sino que también otorga una idea de transparencia: las romanas están encargadas de transmitir una cantidad de significados y desparecer humildemente a medida que la lectura avanza. Esta tipografía realiza en su propio cuerpo la vieja idea de que el lenguaje es transparente. Su presencia se afirma en un momento fugaz y evanescente, en la transitoriedad absoluta de un medio para un fin.
[Si en las ciencias sociales se abre el juego a nuevos modos de escritura que incorporan la subjetividad, la imaginación, el fragmento y la indisciplina, ¿habrá lugar para el manuscrito? ¿Es importante como se materializan las letras y su disposición en la hoja? ¿Podrá esa huella, ese modo de ser, ese carácter develar algo nuevo en la escritura? ¿Hay que privar a la escritura de las ciencias sociales de la pulsión gráfica de la que hablaba Barthes?]

BIBLIOGRAFÍA
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